En esta época en la que tenemos mucho tiempo para estar en casa, nos hemos dado cuenta de que tenemos algún trocito en el balcón, terraza, ó patio en el que podemos realizar un jardín vertical para tener unas plantas de las que podemos consumir como alimento ó para poder hacer algunas infusiones con ellas.
Ya no nos tenemos que desilusionar con la idea de que no tenemos espacios, si tenemos una pared y un trozo de suelo.
Hay personas que han soñado, y sueñan con tener un huerto en su casa u oficina con plantas como: tomates, lechugas, berenjenas, zanahorias, albahaca, perejil, tomillo, orégano, lavanda, etc.
Hay una cosa muy interesante y es que aparte de nutrirnos y de poder hacer nuestras infusiones, mientras las plantamos y las cuidamos nuestro organismo crea unas defensas contra el estrés, produce unas defensas llamadas " las de la felicidad ". Respiramos unas bacterias que hay en el suelo que son muy buenas para nuestras defensas, y respiramos unas moléculas que utilizan las plantas para comunicarse. Ayuda a los niños a ver que en la vida y la naturaleza todo tiene su proceso y reciben un aprendizaje junto a la familia. Ayudamos a la captación del carbono y a la contaminación.
Podemos disfrutar de sus olores, colores, texturas y de la fauna que nos viene a visitar.
Siempre mantenemos el respeto hacia la naturaleza, utilizando las especies más idóneas para el lugar, evitando producir estrés en el que la planta necesitaría muchos más cuidados y tratamientos.
Hay muchas personas que han estado encerradas en sus casa sin salir prácticamente para nada por la situación, no tenían ninguna planta y empezaron a aparecer los problemas de ansiedad y de tristeza, cuando pudieron salir lo primero que compraron fueron plantas y desde ese momento desaparecieron los síntomas que tenían. Está demostrado con muchas familias.
En un jardín vertical ecológico, se puede observar un ecosistema que se va generando, insectos beneficiosos tanto para la planta como para nosotros que llegan a un nuevo lugar en el que al ser ecológico pueden disfrutar como si lo hicieran en el bosque.
No hay mejor satisfacción que la de cultivar, recoger, preparar y cocinar unos alimentos producidos por nosotros mismos.
